La inteligencia emocional es una de las claves que marca la diferencia en un directivo, haciendo de él un líder excepcional, y si bien esta cualidad es importante y necesaria en cualquier posición, en la medida que ascendemos en la estructura organizativa ésta se convierte en imprescindible.
Si tenemos en cuenta las competencias que componen la inteligencia emocional (según Daniel Goleman), podemos concluir que el Coeficiente Emocional (CE) es un indicador equivalente al nivel de madurez de la persona.
Quien tiene un elevado CE, está capacitado para afrontar nuevos desafíos, que lo llevarán a salir de su zona de confort, pudiendo realizar entre otras cosas lo siguiente:
- Afrontar situaciones que, aun siendo necesarias, le resultan incómodas o desafiantes, por necesitar competencias diferentes a las suyas o una motivación mayor para su realización.
- Prestar atención para comprender situaciones, perspectivas y/o discursos, que pueden llegar a ser diametralmente opuestos a los suyos.
- Relacionarse con personas con perfiles personales diferentes al suyo, estableciendo una comunicación efectiva.
- Gestionar las emociones de la forma más adecuada para aportar más valor a su entorno.
cada persona necesita hacer énfasis en aspectos diferentes de las competencias vinculadas a la Inteligencia Emocional, puesto que su desarrollo dependerá del carácter o forma de ser de cada uno.
Así las cosas, es importante analizar nuestro Coeficiente Emocional, ya que ello no sólo nos da la oportunidad de entender realmente cómo éste impacta en nuestra vida, sino también cómo podemos mejorarlo, ayudándonos a identificar los ámbitos específicos en los que hay que actuar para convertirnos en líderes excepcionales.
Sin perjuicio de lo anterior, es importante hacer presente que existen 6 claves que nos ayudarán a mejorar nuestro CE:- Trabajar en nuestro autoconocimiento para identificar nuestras fortalezas, nuestras áreas de mejora, nuestras emociones y qué es lo que las provoca…
- Aprender a expresar adecuadamente nuestras emociones y sentimientos.
- Aprender a focalizarse en lo que tenemos en común y las fortalezas de las personas que nos rodean.
- Trabajar nuestros paradigmas para que se conviertan en generadores de energía y entusiasmo.
- Aprender a identificar las características de las personas que están a nuestro alrededor, adaptando nuestro estilo de comunicación.
- Practicar la empatía proactiva, predicando con el ejemplo y demostrando el tipo de comportamiento que deseamos ver en quienes nos rodean.